Comencé el curso pensando en que la virtualidad podía reeemplazar en su totalidad la necesidad de los ambientes presenciales. Irónicamente, cuando tengo la oportunidad de enfrentarme a un ambiente real, en donde había podido hacer fuerza para volverlo lo más virtual posible, quedó lo contrario. Hice ,mucho énfasis en lo presencial y lo virtual quedó como un mero soporte a las clases, pero de tal manera que los estudiantes puedan sacarle provecho a los recursos virtuales sin descuidar sus vidas y procesos no virtuales.
Tal vez esta es la parte que más me gusta. En mi proceso de aprendizaje, pude experimentar lo que significa hacer algo contrario al ideal que traía antes. Inicialmente pensar en hacer un ava como simple apoyo a lo presencial me causaba aburrimiento total y ganas de llorar. Pero ahora que estoy haciendo eso me parece algo bonito, sobre todo porque viví todo el proceso y sé que lo que estamos haciendo es adecuado y conveniente. Pensar que la comunidad está inmersa en unas actividades reales, en la adquisición de unos saberes y unas habilidades de inferencia para poder crear productos que ellos quieren publicar para un periódico escolar real, y diseñar toda una estrategia que articule todos esos procesos no virtuales con un ambiente virtual, me dejó un sabor agradable en el paladar de mis ideales.
Esto ayuda a acabar de responder mi pregunta sobre los ambientes 100% virtuales. Aunque sé que hay casos en donde estos son una solución, de todas formas estoy reconciliándome con la idea de los ambientes mixtos.
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